¿Crees que alguien puede estar ejerciendo violencia sexual infantil?
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¿Qué es el abuso sexual infantil?
Es cualquier “contacto e interacción entre un niño/a y un adulto, cuando el adulto (agresor) utiliza al niño/a para estimularse sexualmente él mismo, al niño/a o a otras personas. El abuso sexual también puede ser cometido por una persona menor de 18 años cuando ésta es significativamente mayor que el niño/a (la víctima) o cuando (el agresor) se encuentra en una posición de poder o control sobre el otro” (National Center of Child Abuse and Neglect, 1978). Se trata de un abuso de poder, ya que el agresor se aprovecha de su posición de superioridad sobre el niño/a o adolescente.
Dentro del abuso sexual están presentes los siguientes elementos:
- Coerción física y/o psicológica. De hecho, generalmente se tiende a utilizar más la coerción psicológica (mediante el engaño, las promesas, los premios, el juego, el afecto, etc.), que la física.
- Asimetría de edad o desigualdad en la etapa madurativa o del desarrollo.
- Multiplicidad de conductas con y sin contacto físico, como pueden ser los tocamientos, la masturbación, la observación de niños o niñas desnudos, el exhibicionismo, el consumo de material de explotación sexual infantil («pornografía infantil»), etc.
Según los estudios nacionales e internacionales, alrededor del 25-30% de las niñas y el 10-15% de los niños sufren o han sufrido abusos sexuales.
Dadas las características de este comportamiento y las consecuencias que puede producir sobre los niños, niñas y/o adolescentes que las sufren, entendemos que es una forma de violencia sexual infantil.
Si conoces a alguien que siente atracción sexual por niños/as y/o adolescentes, tienes dudas o te preocupa si su comportamiento es inadecuado, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443) para recibir la atención y la orientación especializada más ajustada a tu caso.
¿Cuál es la diferencia entre pedofilia y pederastia?
La pedofiliaes la atracción o deseo sexual hacia los niños/as preadolescentes (generalmente menores de 10 años). Puede implicar deseos, pensamientos, fantasías y/o conductas. En la actualidad también se utiliza el término “persona atraída por menores” o MAP (minor attracted person).
La pederastia es cualquier comportamiento realizado que implique a un niño/a y/o adolescente para obtener estimulación sexual, o para estimular sexualmente al niño/a o a una tercera persona. Es lo que comúnmente se conoce como abuso sexual infantil. La pederastia puede implicar un contacto físico directo (p.ej. tocar los genitales o los pechos de una niña) u otro tipo de comportamientos sin contacto físico (p.ej. fotografiar a un niño/a desnudo o enseñarle pornografía).
No todos los pedófilos son pederastas. Algunos de ellos rechazan de forma activa y abierta cualquier tipo de contacto sexual con niños/as y son conocidos como pedófilos abstinentes. No obstante, junto con otras variables, la pedofilia es un factor de riesgo para la violencia sexual infantil. Así mismo, hay pederastas que no son pedófilos, es decir, que no sienten atracción sexual hacia los niños, niñas y/o adolescentes y que su motivación no es inicialmente sexual, aunque siempre está presente el desequilibrio de poder. Por lo tanto, es necesario intervenir adecuadamente para minimizar este riesgo o evitar nuevas víctimas.
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¿Existe un perfil prototípico del abusador de menores?
No existe ningún perfil típico o habitual del delincuente sexual o de las personas que abusan sexualmente de menores y/o adolescentes. Esta es una de las falsas creencias más extendidas en relación a este fenómeno.
De hecho, los estudios señalan que el 80% de las personas que cometen actos de violencia sexual infantil pertenecen al entorno cercano de la víctima (p.ej. familiares, cuidadores, conocidos, etc.). Son personas que provienen de cualquier clase social o nivel educativo, algunas están casadas o tienen pareja estable y son de orientación sexual. Aunque muchos de ellos son hombres, también hay una proporción de mujeres que llevan a cabo este tipo de actos. Así mismo, la violencia sexual infantil puede ser cometida por adultos, jóvenes u otros menores. Y, al contrario de lo que se piensa, generalmente no padecen ninguna enfermedad mental y no todos son pedófilos.
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¿Qué pasa si quien ha cometido el abuso sexual es otro menor o adolescente?
Los menores o adolescentes muestran curiosidad y exploran su sexualidad de manera diferente en función de su estadio evolutivo. No obstante, es muy importante distinguir qué conductas responden a una etapa de desarrollo normal y cuáles son inadecuadas, incluyen un componente de coerción o son potencialmente abusivas. De hecho, alrededor de un tercio de la violencia sexual infantil es cometida por una persona menor de 18 años. Si esta persona tiene entre 14 y 17 años, su comportamiento también tiene consecuencias penales en nuestro país.
Es muy importante que los adultos que forman parte del entorno de estos menores o adolescentes sean capaces de detectar estos comportamientos y buscar la ayuda profesional más adecuada para reconducirlos. En este sentido, tanto la víctima como el menor o adolescente que ha cometido el abuso han de recibir ayuda y atención especializada.
Contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443) para recibir la atención y la orientación especializada más ajustada a tu caso.
¿Es verdad que los menores o adolescentes que han sufrido violencia sexual se convierten en futuros abusadores/as cuando son adultos?
No. Los estudios señalan que alrededor del 30% de los adultos que han cometido actos de violencia sexual infantil lo han sufrido también en su infancia. No existe una relación causa-efecto entre haber sufrido abusos sexuales y convertirse en un futuro abusador/a. Así mismo, esto tampoco aumenta su probabilidad. No obstante, esta victimización sexual, junto con otras situaciones o factores de riesgo (p.ej. desviaciones sexuales, exposición a la violencia, actitudes antisociales, aprendizaje disfuncional de la sexualidad, déficit de habilidades sociales, fácil acceso a víctimas, etc.) puede favorecer el desarrollo de comportamientos desadaptativos que desembocan en actos de violencia sexual infantil.
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¿Qué puedo hacer si sospecho que alguna persona de mi entorno siente atracción sexual hacia menores y/o adolescentes?
Es importante distinguir la pedofilia de la pederastia.
La pedofilia es la atracción o deseo sexual hacia menores preadolescentes (generalmente menores de 10 años). Puede implicar deseos, pensamientos, fantasías y/o conductas. En la actualidad también se utiliza el término “persona atraída por menores” o MAP (minor attracted person). En cambio, la hebefilia es la atracción o deseo sexual recurrente hacia los menores que se encuentran en las primeras fases de la pubertad (entre los 10 y los 13 años).
La pederastia es cualquier comportamiento realizado que implique a un menor y/o adolescente para obtener estimulación sexual, o para estimular sexualmente al menor o a una tercera persona. Es lo que comúnmente se conoce con abuso sexual infantil. La pederastia puede implicar un contacto físico directo (p.ej. tocar los genitales o los pechos de una niña) u otros tipos de comportamientos sin contacto físico (p.ej. fotografiar a un niño desnudo o enseñarle pornografía).
La pedofilia o la hebefilia no suponen necesariamente el contacto sexual con menores pero, junto con otros variables, son factores que aumentan el riesgo de llevar a cabo este tipo de comportamientos.
Si crees que alguna persona de tu entorno se siente atraída sexualmente por menores y/o adolescentes intenta hablar con ella y anímale a buscar ayuda profesional especializada. No obstante, si esta persona ha ejercido algún tipo de violencia sexual contra algún menor o adolescente, es necesario informar a las autoridades competentes de estos hechos para proteger a las víctimas.
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¿Qué señales me pueden hacer sospechar de que una persona puede estar abusando sexualmente de un menor o adolescente?
Las personas que cometen actos de violencia sexual infantil pueden actuar de diversas maneras y utilizar diferentes estrategias que, a veces, pasan desapercibidas. Entre las más habituales encontramos:
- Se aprovechan de las situaciones o condiciones de vulnerabilidad de los menores y adolescentes para acercarse a ellos (p.ej. familias desestructuradas o con baja supervisión por parte de los padres, madres o cuidadores; menores inseguros, con necesidad de afecto, baja autoestima, discapacidad intelectual o física…).
- Buscan relacionarse con los padres o cuidadores para poder acercarse o acceder al menor o adolescente (p.ej. haciéndose amigo o amiga de la familia).
- Frecuentan o trabajan en lugares donde hay menores y/o adolescentes (p.ej. escuelas, parques, instalaciones o asociaciones deportivas…).
- Tienden a utilizar más la violencia psicológica que la física (p.ej. amenazándolos con consecuencias o represalias sobre la familia si lo explican, haciéndoles chantaje emocional, ofreciéndoles regalos o mayor atención, responsabilizándolos de la situación…).
- Se muestran insistentes en conductas que implican un contacto físico cuando el menor o el adolescente no quiere (p.ej. tocamientos, besos, abrazos, juegos que implican el contacto con zonas genitales o la boca, etc.) y que a menudo justifican como muestras de afecto.
- Realizan conductas que no implican contacto físico con el menor o adolescente (p.ej. mostrarle pornografía, exponer sus genitales o pasearse desnudo, fotografiarlo en posturas eróticas o sexuales, observarlo de forma inapropiada cuando el menor está desnudo/da o en el baño, etc.)
- Muestran abiertamente un interés o curiosidad inadecuados sobre el desarrollo sexual del menor o adolescente. Hacen bromas sobre partes de su cuerpo o las describen con adjetivos inadecuados (p.ej. “sexy” o provocativo).
- Insisten en pasar tiempo a solas, no les dejan suficiente intimidad, traspasan barreras personales o sexuales, o bien limitan la autonomía o capacidad de decisión del menor o adolescente.
- Pasan la mayor parte de su tiempo libre con menores o adolescentes y muestran poco interés en relacionarse con personas de su edad.
- Con frecuencia se ofrecen gratuitamente para hacer de “canguro” o al cuidado del menor o adolescente.
- A menudo acompañan al menor al baño o se ofrecen a llevarlos o acompañarlos solos.
- Les compran o regalan objetos caros o les dan dineros sin ningún motivo justificado.
- Muestran mucho interés o sienten predilección por un menor o adolescente en concreto, lo tratan de forma especial (en comparación con otros miembros de la familia o menores). Pueden ir cambiando su interés de un menor a otro a lo largo del tiempo.
- Promueven el silencio o los secretos en el menor o adolescente.
Si conoces a alguien que siente atracción sexual por menores y/o adolescentes, tienes dudas o te preocupa si su comportamiento es inadecuado, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443) para recibir la atención y la orientación especializada más ajustada a tu caso.
¿Cómo puedo saber si un menor o adolescente puede estar sufriendo abusos sexuales?
Es importante tener en cuenta que cada menor o adolescente es único y que los indicadores o signos de abuso sexual pueden variar de un caso a otro o aparecer de forma tardía. Entre los indicadores más comunes encontramos, por ejemplo:
- Físicos
- Presenta lesiones, sangre, morados, etc. o le duele la zona genital, el ano, la boca u otra parte del cuerpo.
- Se queja repetidamente de que le duele cuando orina o defeca.
- Tiene irritaciones o infecciones genitales u orales.
- Padece incontinencia urinaria o fecal cuando ya había aprendido a controlar sus esfínteres.
- Ha contraído una enfermedad de transmisión sexual.
- Tiene pesadillas o problemas para dormir.
- Ha perdido el apetito o presenta alteraciones en sus hábitos alimentarios.
- Emocionales:
- Se muestra ansioso o deprimido.
- Se muestra inseguro/a.
- Presenta un miedo irracional a algunas personas o lugares.
- Conductuales:
- Se vuelve evitativo o se aisla, o bien nunca quiere quedarse solo/a.
- No quiere quedarse a solas con una persona concreta.
- Se muestra demasiado reservado/a, deja de explicar cosas, empieza a tener secretos.
- Tiene cambios repentinos de conducta y de estado de ánimo (p.ej. explosiones de rabia o ira).
- Se autolesiona (se corta, quema o realiza otros comportamientos lesivos).
- Se escapa de casa.
- Muestra conductas regresivas (p.ej. hablar o actuar con un bebé, chuparse el dedo, mearse en la cama cuando ya no lo hacía…).
- Evita el contacto o la proximidad física.
- Ya no quiere desnudarse delante de un adulto.
- Consume drogas o alcohol.
- Exhibe conductas antisociales.
- Sexuales:
- Muestra una conducta sexualizada o conocimientos sexuales inadecuados para su edad (p.ej. imita sonidos o actos sexuales, se masturba en público, hace dibujos explícitos, reproduce conductas “seductoras”, etc.).
- Utiliza palabras o términos poco habituales para su edad para referirse a partes de su cuerpo sin que quede claro dónde las ha aprendido.
No obstante, se debe tener en cuenta que estos síntomas también se pueden manifestar ante otras situaciones traumáticas o de estrés que puede estar experimentando el menor o adolescente (p.ej. muerte de un familiar, proceso de divorcio de los progenitores, acoso escolar, etc.).
Si sospechas que algún menor o adolescente puede estar sufriendo abusos sexuales o se encuentra en una situación de riesgo contacta, con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443) para recibir la atención y la orientación especializada más ajustada a tu caso.
¿Qué debo hacer si un menor o adolescente ha sufrido violencia sexual?
En primer lugar, creerle y no cuestionarle. Lo mejor que puedes hacer es actuar con calma y ayudarle a expresarse con sus propias palabras, sin hacerle repetir muchas veces lo que ha sucedido o añadir información que él o ella no haya dado. Escucha con atención todo aquello que te explique sin interrumpirle y evita hacerle preguntas demasiado dirigidas que le sugieran una respuesta concreta o sólo para que diga aquello que tú quieres oír o has presupuesto. Recoge sólo la información básica (¿Qué? ¿Cuando? ¿Dónde? ¿Quién?) y no le interrogues. Hay profesionales especializados que recogerán de forma correcta toda la información necesaria en el momento oportuno.
Agradécele su confianza y que te lo haya explicado, hazle saber que tu afecto hacia él es incondicional (independientemente de lo que explique y haya pasado) y que él o ella no ha hecho nada malo. No le culpes, juzgues o cuestiones.
Establece un plan de seguridad para el menor o adolescente. Pon en marcha estrategias para protegerlo y asegurar su bienestar (p.ej. identificar las situaciones de riesgo, evitar el contacto con el abusador, establecer límites, etc.). No enfrentes al menor o adolescente con el presunto abusador o le obligues a hablar con él en privado o dentro del contexto familiar.
En segundo lugar, no trates de resolver esta situación por ti mismo/a y busca ayuda profesional. Acude a los servicios competentes para que puedan atender al menor o adolescente (policía, hospital, servicios sociales, etc.) de la manera más adecuada y recojan toda la información necesaria.
Denunciar un abuso sexual a veces puede resultar difícil, especialmente si el abusador/a es algún familiar o conocido/a. No obstante, haciéndolo contribuyes a reducir el riesgo de que se den nuevas situaciones de abuso y que otros menores o adolescentes se conviertan en nuevas víctimas de violencia sexual. En caso necesario, existen recursos en tu territorio que te pueden ofrecer ayuda o tratamiento especializado (tanto para el menor o adolescente, la familia o el propio abusador).
Si sospechas que algún menor o adolescente puede estar sufriendo abusos sexuales o se encuentra en una situación de riesgo contacta, con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443) para recibir la atención y la orientación especializada más ajustada a tu caso.
¿Qué puedo hacer si tengo sospechas de una situación de abuso o violencia sexual infantil?
Si consideras que un menor o adolescente está sufriendo un abuso sexual o se encuentra en riesgo de sufrirlo, informa a las autoridades competentes. Llama al 112 o acude a la policía o a los servicios sociales de tu territorio.
También es necesario informar si:
- Un menor o adolescente revela que ha sufrido violencia sexual por parte de un adulto, otro menor o adolescente.
- Alguna persona (adulta o no) afirma que ha llevado a cabo actos de violencia sexual contra un menor o adolescente.
- Detectas de manera consistente bastantes indicadores relacionados con el abuso sexual infantil[U1] .
- Alguien está visualizando material de explotación sexual infantil (vulgarmente denominado “pornografía infantil”). Así mismo, si te encuentras material de este tipo, tienes la obligación de informar a las autoridades policiales (¡pero no compartas las imágenes en las redes sociales como forma de denunciarlo porque constituye un delito!). Puedes informar a través de los siguientes enlaces:
- Policía Nacional: https://www.policia.es/formulario_generico.php?ordenes=6
- Guardia Civil: http://www.guardiacivil.es/es/colaboracion/form_contacto/index.html
Si sospechas que algún menor o adolescente puede estar sufriendo abusos sexuales o se encuentra en una situación de riesgo, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443) para recibir la atención y la orientación especializada más ajustada a tu caso.
¿Qué pasará después de que informe sobre mis sospechas o denuncie?
Que, pase lo que pase, habrás contribuido a la protección de uno o más menores y/o adolescentes y a la prevención de la violencia sexual.
Es difícil dar una respuesta concreta a esta pregunta ya que cada caso es diferente. Cuando los hechos se notifiquen a las autoridades competentes, se activarán los protocolos existentes y se llevarán a cabo la acciones necesarias para aumentar la protección del menor o adolescente.
Cuando el abusador/a es una persona conocida o un miembro de la familia, a veces puede resultar muy difícil informar o revelar una situación de violencia sexual infantil por miedo a perjudicarla de alguna manera (p.ej. que pierda el trabajo o entre en prisión) o por temor a otras consecuencias que pueden afectar directamente al menor, a ti o a tu entorno (p.ej. que se rompa la familia, recibir amenazas, que la gente hable, pasar por dificultades económicas, etc.). Por esta razón, a veces resulta más fácil callar, instalarse en el desconocimiento, ignorar las señales de alarma o pensar que el menor se lo está inventando. Con este tipo de justificaciones se contribuye a prolongar el sufrimiento del menor o adolescente, que el abuso sexual continúe e, incluso, que haya nuevas víctimas.
Si conoces a alguien que siente atracción sexual por menores y/o adolescentes, tienes dudas o te preocupa si su comportamiento es inadecuado; o bien si sospechas que algún menor o adolescente puede estar sufriendo abusos sexuales o se encuentra en una situación de riesgo de sufrirlos contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443) para recibir la atención y la orientación especializada más ajustada a tu caso.
¿Qué puedo hacer yo para prevenir la violencia sexual infantil?
Desde PrevenSI creemos firmemente que la prevención del abuso sexual infantil es una responsabilidad colectiva, que pide la implicación activa de toda la sociedad.
Puedes:
- Convertirte en embajador/a solidari@ realizando una donación para contribuir al mantenimiento de la línea gratuita de atención telefónica y online de PrevenSI.
- Hacerte soci@ para apoyar a todos los servicios que ofrece PrevenSI dirigidos a la prevención de la violencia sexual infantil.
- Adquirir merchandising de PrevenSI para difundir y dar visibilidad a nuestra campaña de sensibilización y la plataforma web.
- Seguirnos por Twitter, Instagram, Facebook y LinkedIn.
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- Hablar de PrevenSI a tus familiares y conocidos/das.
- Descargarte nuestros folletos y trípticos informativos y compartirlos con tu entorno.
- Mantenerte informad@ sobre la prevención de violencia sexual infantil en nuestra web u otras fuentes fiables y rigurosas.
- Aprender a reconocer las señales de alarma y los indicadores de posible abuso sexual.
- Crear espacios de seguridad que contribuyan a prevenir la violencia sexual infantil y animar a tus familiares y conocidos/das para que también lo hagan.
- Contactar con PrevenSI siempre que tengas alguna duda o necesites orientación sobre cualquier situación de violencia sexual infantil.