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¿Qué es la pedofilia?
Es la atracción o deseo sexual recurrente hacia los menores preadolescentes (generalmente menores de 10 años) y puede incluir deseos, pensamientos, fantasías y/o conductas. Está considerada como una parafilia o desviación sexual. Se estima que alrededor del 1% – 3% de la población general de hombres y el 0,8% de mujeres cumplen criterios diagnósticos de pedofilia, aunque la cifra real se desconoce.
La pedofilia no supone necesariamente el contacto sexual con menores, pero es un factor que aumenta el riesgo de llevar a cabo este tipo de comportamientos. La pederastia, en cambio, sí que implica este contacto sexual con el menor. No obstante, no todos los pederastas son pedófilos. De hecho, los estudios señalan que alrededor del 40%-50% de los pederastas cumplen criterios diagnósticos de pedofilia.
Así, hay pedófilos que nunca abusarán de ningún menor (pedófilos abstinentes) y pederastas que no se sienten atraídos sexualmente por los menores de edad pero que cometen este tipo de violencia sexual por diferentes motivos (expresión de poder y control, oportunidad, víctima vulnerable y accesible, como forma de afrontar situaciones o estados emocionales negativos, etc.).
Por tanto, es necesario intervenir adecuadamente para minimizar este riesgo o evitar nuevas víctimas. Si conoces a alguien que siente atracción hacia menores y/o adolescentes o necesitas orientación sobre un caso, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443).
¿Cuál es la causa de la pedofilia?
Aún no está del todo claro cuál es la causa de la pedofilia. La evidencia disponible, hasta el momento, señala que algunos factores que pueden estar potencialmente relacionados con la pedofilia y la hebefilia son la exposición prematura a determinados patógenos, pequeñas anomalías en determinadas estructuras cerebrales, factores de riesgo prenatales o perinatales, déficits neurocognitivos o de funcionamiento cerebral, aprendizaje desviado o deficitario de la sexualidad o predisposición genética, entre otras. No obstante, los estudios disponibles son limitados y es necesaria una mayor investigación al respecto. Lo que parece más probable es que no haya una única causa de la pedofilia y que ésta se puede desarrollar o manifestar a través de diferentes vías.
Independientemente de la causa, es importante intervenir sobre la pedofilia de manera especializada, ya que constituye un factor de riesgo de la violencia sexual infantil. Por tanto, es necesario intervenir adecuadamente para minimizar este riesgo o evitar nuevas víctimas. Si conoces a alguien que siente atracción hacia menores y/o adolescentes o necesitas orientación sobre un caso, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443).
¿Cuál es la diferencia entre pedofilia y pederastia?
La pedofilia es la atracción o deseo sexual hacia menores preadolescentes (generalmente menores de 10 años). Puede implicar deseos, pensamientos, fantasías y/o conductas. En la actualidad también se utiliza el término “persona atraída por menores” o MAP (minor attracted person).
La pederastia es cualquier comportamiento realizado que implique a un menor y/o adolescente para obtener estimulación sexual, o para estimular sexualmente al menor o a una tercera persona. Es lo que comúnmente se conoce como abuso sexual infantil. La pederastia puede implicar un contacto físico directo (p.ej. tocar los genitales o los pechos de una niña) u otros tipos de comportamientos sin contacto físico (p.ej. fotografiar a un niño desnudo o enseñarle pornografía).
No todos los pedófilos son pederastas. Algunos de ellos rechazan de forma activa y abierta cualquier tipo de contacto sexual con menores y son conocidos como pedófilos abstinentes. No obstante, junto con otros variables, la pedofilia es un factor de riesgo para la violencia sexual infantil. Así mismo, hay pederastas que no son pedófilos, es decir, que no sienten atracción sexual hacia menores y/o adolescentes y que su motivación no es inicialmente sexual, aunque siempre está presente el desequilibrio o la asimetría de poder.
Por tanto, es necesario intervenir adecuadamente para minimizar este riesgo o evitar nuevas víctimas. Si conoces a alguien que siente atracción hacia menores y/o adolescentes o necesitas orientación sobre un caso, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443).
¿Existe un perfil prototípico del abusador de menores o pederasta?
No existe ningún perfil típico o habitual del delincuente sexual o de las personas que abusan sexualmente de menores y/o adolescentes. Esta es una de las falsas creencias más extendidas en relación a este fenómeno.
De hecho, los estudios señalan que el 80% de las personas que cometen actos de violencia sexual infantil pertenecen al entorno cercano de la víctima (p.ej. familiares, cuidadores, conocidos, etc.). Son personas que provienen de cualquier clase social o nivel educativo, algunas están casadas o tienen pareja estable y son de cualquier orientación sexual. Aunque muchos de ellos son hombres, también hay una proporción de mujeres que llevan a cabo este tipo de actos. Así mismo, la violencia sexual infantil puede ser cometida por adultos, jóvenes u otros menores. Y, al contrario de lo que se piensa, generalmente no padecen ninguna enfermedad mental y no todos son pedófilos. Si conoces a alguien que siente atracción hacia menores y/o adolescentes o necesitas orientación sobre un caso, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443).
¿Qué tipo de tratamientos existen para los pedófilos y/o los pederastas?
Podemos agrupar estos tratamientos en dos grandes grupos: médicos y psicológicos.
Los tratamientos médicos o farmacológicos se centran en reducir el deseo sexual a través de la administración de diversos fármacos (p.ej. antiandrógenos o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina).
Los tratamientos psicológicos tienen como objetivo enseñar o consolidar las habilidades necesarias para prevenir nuevas situaciones de riesgo y aprender a controlar el propio comportamiento. La evidencia científica señala que los programas de base cognitiva-conductual son los que proporcionan los mejores resultados. Algunos de los aspectos que se trabajan en este tipo de programas son: el cambio de pensamientos y creencias erróneas; la aceptación de la responsabilidad sobre la propia conducta; la mejora de la conciencia emocional; el desarrollo de la empatía hacia la víctima; la identificación de los factores de riesgo específicos y estrategias de afrontamiento; o la promoción de un estilo de vida equilibrado y positivo.
Es importante que el tratamiento sea administrado por profesionales especializados y que se adapte a las necesidades de cada persona, ya que las circunstancias y los factores que influyen sobre su comportamiento pueden ser muy diversos.
Si conoces a alguien que siente atracción hacia los menores y/o adolescentes o necesitas orientación sobre un caso, contacta con PrevenSI de forma anónima por correo electrónico (info@prevensi.es), a través de nuestro chat online o telefónicamente (900 440 443).
¿En qué casos tengo que informar a las autoridades competentes?
Como terapeuta estás sujeto al secreto profesional. No obstante, hay excepciones en las cuales será preceptivo informar a las autoridades competentes. Todas estas situaciones están recogidas en tu código deontológico y, en el caso que seas un/a psicólogo/a, existe una norma que establece el deber de avisar e informar a las autoridades si consideras que alguna persona ha estado o podría estar en peligro inminente, especialmente si es menor de edad, o si el delito se está cometiendo actualmente.
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¿Qué tipo de experiencia profesional he de tener para tratar a personas con pedofilia o que han cometido abusos sexuales?
En términos generales, se requiere formación en psicología clínica o psiquiatría. Se debe disponer de conocimientos específicos y especializados en sexualidad y violencia sexual. Es aconsejable disponer de un/a supervisor/a de referencia, especialmente cuando no se dispone de experiencia previa dentro de este ámbito.
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